Haciendo tiempo en un Shopping, hoy compré el libro "Maestro. El legado de Tabarez". No entiendo de fútbol, soy de la rara especie que ve esporádicamente algunos partidos de la selección y apenas recuerdo el nombre de unos pocos jugadores. Sin embargo, sigo la trayectoria del Maestro Tabarez desde hace ya muchos años, por considerarlo uno de las pocas figuras públicas de nuestro país que cristalizan - por lo menos para mí - más genuinamente el rol de líder. Quiero compartir con Ustedes parte del prólogo de Marcelo Bielsa (el libro tiene dos prólogos. Uno de Bielsa y el otro de Forlán), que me sorprendió por la claridad y sencillez con que describe los rasgos de esa imagen. El destacado de algunas palabras es mío.
"Las victorias obtenidas son las que han permitido a Óscar Tabárez permanecer durante tanto tiempo en su cargo. Los resultados son los parámetros que habitualmente se consideran para evaluar a un entrenador. Sin embargo, la valoración de Tabárez no debería basarse solamente en los triunfos que obtuvo. Hay otros aspectos que aumentan la trascendencia de su tarea como conductor. Me refiero a la forma de actuar, a los valores y principios sostenidos y a las virtudes demostradas al frente de los equipos que ha dirigido.
Tabárez es y ha sido un director técnico coherente, consecuente y fiel a sus ideas futbolísticas y a la verdad. No ha abandonado su forma de pensar, argumentando por qué la mantiene cada vez que resulta necesario. No se trata de obstinación o falta de flexibilidad, sino de evitar la versatilidad frívola o interesada, la moda o la seducción del momento o del poder en cualquiera de sus formas.
En tiempos en los que es frecuente declinar posiciones y abandonar ideales para luego eludir la traición como si no hubiera ocurrido, Tabárez no se ha engañado a sí mismo ni a nadie a lo largo de su trayectoria deportiva.
Basa su sabiduría en la prudencia, combinando la responsabilidad –que permite medir las consecuencias previsibles de sus actos– con el criterio para decidir qué elegir y qué evitar. Es un hábil intérprete al identificar a quienes poseen las condiciones necesarias para que se cumpla lo planeado.
Bondadoso cuando es necesario perdonar o ayudar. Fuerte y valiente cuando hay que resistir. Justo para lograr igualdad entre personas diferentes, sabiendo diferenciar lo legal de lo legítimo y reconociéndole a cada una sus méritos. Su racionalidad no impide que su instinto e intuición predominen en algunas decisiones.
El Maestro Tabárez es un fiel representante del ser uruguayo o, al menos, de aquellos valores que atribuimos los argentinos a nuestros vecinos: equilibrio, sentido común, sinceridad, modestia. Tiene el don de la discreción, sin necesidad de imponerse por los modos sino por sus argumentos. Convence por estar íntimamente convencido de lo que propone y sostiene. Ha logrado ser una figura referencial que privilegia la sinceridad descartando la demagogia, logrando cercanía sin acortar distancia.
(…)
A continuación, quiero señalar algunos hechos concretos que resumen los logros que valoro de Óscar Tabárez y que me permitieron llegar a las conclusiones expresadas anteriormente.
Ha hecho posible que la imagen y el prestigio de la Selección Uruguaya generen el deseo de pertenecer a ella. La aspiración de formar parte aumenta proporcionalmente al prestigio. La valoración del equipo nacional se ha generalizado y no es necesario constatarla porque su reputación se sostiene.
Sabe transmitir lo necesario para que sus jugadores tengan un adecuado comportamiento tanto en la vida profesional como en la parte pública de sus actos.
Durante más de una década, ha tenido la generosidad de aportar en el proceso de estructuración del fútbol uruguayo en lugar de limitarse a potenciar el rendimiento del equipo de mayores.
Promueve una estructura moderna y de actualización progresiva que integra a todas las áreas que se contemplan en la organización del fútbol de alta competencia.
Maneja sus convocatorias sin afectar el funcionamiento de los clubes nacionales.
Si bien amplió la gama de especialistas que enriquecen el trabajo colectivo de sus asistentes, los colaboradores más cercanos siguen siendo los mismos, poniendo de manifiesto su capacidad para el trabajo compartido. Sabe elegir, convivir y trabajar en equipo.
Piensa el sector juvenil y formativo aportando a la construcción de propuestas que permiten que los cambios generacionales se produzcan con jugadores preparados y maduros.
Construye de manera artesanal los planteles de mayores. Los que llegan lo hacen para quedarse, demostrando que su elección ha recorrido todos los pasos necesarios para garantizar permanencia y estabilidad.
Ha convencido a los dirigentes uruguayos para que apoyen y materialicen su proyecto. El centro de entrenamiento se ha convertido en la casa del equipo. Ha sabido implementar lo necesario y lo útil sin excesos y sin lujos. Las instalaciones son suficientes, transmiten armonía, calidez y austeridad. Sencillez, pero también calidad. Amor y cuidado por lo que se posee. Un campo sintético techado –al estilo inglés– indica que todas las necesidades prioritarias iniciales ya han sido resueltas. La sabia consigna pareciera ser: poseer solo aquello que se necesita, se sabe utilizar, se puede cuidar y mantener. A su vez, la biblioteca señala la forma en que se entiende al futbolista profesional. Denota una preocupación por estimular su sensibilidad, su intelecto y su cultura. Un recorrido histórico por sucesivas imágenes del lugar muestra la ininterrumpida evolución de las instalaciones y del equipamiento.
Por último, quiero expresar lo que considero el reflejo más significativo de su trabajo: ha desarrollado sentido de pertenencia e identificación. Reconocimiento y valoración por el estilo desplegado y, como consecuencia, imitación del método propuesto.
Cuando llegue el momento, los profesionales uruguayos que lo sucedan, comenzarán su tarea sobre una base sólida de indiscutible valor. Claramente, esa base es el legado de un maestro".