"Nuestro trabajo es probar el aire libre… Vuestro jefe puede ser dueño del reloj que se burla de vosotros desde la pared, pero amigos míos… el tiempo es vuestro" (Mark S., episodio 8, mientras lee el libro “The You you are”)
Hace ya algún tiempo que no escucho tan seguido frases como “acá los problemas se dejan en la puerta”, “hay que saber separar lo laboral de lo personal”, “en esta empresa se viene a trabajar, no me interesa conocer la vida de las personas”, "no es necesario saber de la vida de la persona para contratarlo para un trabajo" o conceptos del estilo. No los escucho tan seguido, pero los sigo viendo en el mundo laboral; a veces disfrazados de otras frases, de otros conceptos, pero siguen ahí. Porque después de todo, ¿quién no ha querido separar lo laboral de lo personal en alguna oportunidad? ¿Quién no ha imaginado, alguna vez, que nuestro yo laboral no tenga nada que ver con nuestro yo personal? No llevar preocupaciones del trabajo a casa, no llevar trabajo a casa, que no me “whatsappee” el jefe/a después del trabajo, no acordarme de la discusión que tuve con un compañero/a… O al revés: que mis problemas personales, mis discusiones, mis preocupaciones, mis hijos, mi esposo, mi esposa, mis amigo/as, mis dificultades económicas … no interfieran en mi pensamiento a la hora de sacar un informe, concentrarme en una presentación, en fin, a la hora de trabajar...
El mundo del trabajo ya no es el mismo que hace años. Lo hemos escuchado muchas veces: la pandemia por Covid 19 exacerbó los cambios que se venían dando. Las personas en general estamos más ansiosas, más sensibles, más cansadas y menos tolerantes, tanto en nuestra vida personal como en el trabajo. Leemos y escuchamos cada vez con más frecuencia que es importante buscar un balance entre nuestra vida personal y nuestro trabajo, por nuestra salud física, pero fundamentalmente por nuestra salud mental. Decirlo parece tan sencillo…
De eso (y de varias cosas más) trata la nueva serie SEVERANCE (AppleTV+, 2022). Su protagonista Mark S., trabaja en la corporación Lumon. Para ingresar a Lumon, las personas deben someterse “voluntariamente” a un procedimiento quirúrgico llamado “severance” (separación), en el que – a través de la implantación de un chip - separan su memoria personal de la memoria laboral. Cuando Mark decide ingresar al departamento de Refinamiento de Macrodatos de Lumon, fue para olvidar la muerte de su esposa y la angustia que siente por la pérdida. Cree que trabajando sin memoria personal, el dolor por el duelo va a ser menor. Es como que en un mismo cuerpo convivieran dos personas: el Mark que está afuera (fueri) no puede acceder a los recuerdos del Mark que está adentro (innie o dentri) del trabajo.
“Acepto someterme al proceso de ‘separación’ y olvidar mi ‘yo exterior’ cuando entre a Lumon, y al revés cuando vuelva a mi casa”, dice Helly R sonriendo a la cámara, en lo que parece ser parte de su proceso de selección.
Quienes me conocen hace tiempo saben que veo aspectos del mundo del trabajo en cualquier película o serie con la que me cruzo (cultura en “Divergente”; cambio organizacional en “Alicia en el País de las Maravillas; Liderazgo en The Blinde Side; Comunicaciones en “Encanto”… y la lista sigue…) Pero créanme que esta serie sí habla del mundo del trabajo de manera clara y directa.
La serie nos muestra – con ironía - muchas prácticas de recursos humanos, algunas ya perimidas, otras transformadas y otras aún vigentes. A través de los 9 capítulos de la primera temporada nos encontramos con la cultura de la organización (y el intento por cambiarla), la inducción (con algunas cosas de onboarding), el liderazgo, el trabajo en equipo, las relaciones interpersonales, los “reconocimientos” (al mejor estilo Pavlov), el propósito del trabajo (¿cuál es el fin del departamento de Refinamiento de Macrodatos?), y la tan sonada “conciliación". Todo atravesado por ese corte entre la vida personal y el trabajo. Es decir, los personajes de Severance que trabajan en Lumon “olvidan” su mundo personal a las 9.00 AM cuando entran y lo recuperan a las 17.00 horas, cuando salen. Esa experiencia, que en una primera mirada parece interesante, comienza a convertirse en aterradora, como lo empieza a poner en palabras el personaje de Helly R, la nueva integrante del equipo.
¿Es posible dejar los problemas personales fuera del trabajo? ¿Es sano no conocer algo de la vida personal de quien postula a un proceso de selección? ¿Es posible entender lo que le pasa a un trabajador dentro del trabajo, si no entiendo lo que le pasa afuera?
“Que una persona no tenga historia es antinatural” - sostiene Irving (otro de los trabajadores de Lumon) en el episodio 4 -“La historia nos da un contexto, una forma”.
Sin ánimo de “spoilear”, la serie nos interpela profundamente acerca del lugar que tiene el trabajo en nuestras vidas (aún hoy, y quizás más con el trabajo remoto o híbrido), critica el sistema y me pone a pensar (por lo menos a mí) sobre mi vida, mi propia existencia, sobre cómo gestiono lo que vivo y lo que siento y qué decido hacer con eso. Me hace cuestionar incluso sobre algunos aspectos éticos o filosóficos como ¿quién soy yo realmente?, ¿cuál es el proposito de mi trabajo? o ¿cuál es el sentido de mi vida?
Pero además, la serie en su primer temporada me deja (de nuevo, me deja a mi), el mensaje de que el ser humano, más allá de muchas cosas, buscará siempre lo que tiene en común con otros; que ante los obstáculos, intentará cuestionarse, comprenderse, solidarizarse, unirse, y trabajar en conjunto para lograr lo que a simple vista parece imposible. A algunos les llevará más tiempo, a otros menos, y muy probablemente se necesite de alguien o algo que lo conduzca, pero sucede.
“Tú no estás separado. Sales de aquí con tus recuerdos y te los llevas a casa contigo cada noche. Nadie puede arrebatártelos ni apagarlos, como si no hubieran existido, como si no hubieras existido”, le interpela Irving a alguien de Lumon en el episodio 7 (no especifico a quien para no spoilear la serie!).
Reflexionar y re pensar el mundo del trabajo es una tarea ardua y constante, y a veces un libro, una cita, una película o una serie, puede ser un buen disparador para interrogarnos a nosotros mismos acerca de cómo estamos haciendo lo que hacemos. Los invito a ver Severance (la serie tiene una estética vintage, como de los años 70, que quizás no resulte atractiva para todos, pero créanme, sigan mirando!) y a seguir pensando y re creando juntos este mundo tan complejo, fascinante y desafiante.
